Mundos aparte

El deportivo Viveros abre sus puertas a los deportistas de San Andrés Totoltepec



Adrianelly Hernández Vega


A la izquierda y a lo lejos estaba él. Imponente, espectacular, un coloso. El estadio Azteca se ve desde lo alto de San Andrés Totoltepec. Pero, para qué bajar hasta Calzada de Tlalpan cuando en la calle Palma está la cancha de arena donde se practica futbol soccer todos los domingos al medio día, y un poco más arriba, se estrena la cancha de los Viveros, un campo de futbol siete, donde el pasto huele a nuevo. Nuevo como las ilusiones de quienes buscan dejar en ese terreno, la magia que se desborda de sus pies cada fin de semana, cuando son los héroes del balompié, en los rincones de Tlalpan.

Una cancha de arena también cobija a la juventud

Doña Guadalupe está con sus siete jugadoras en la nueva cancha de Viveros. Descansan bajo la sombra que dejan los locales que la rodean. También son nuevos, huelen a pintura. El equipo debate sobre su futuro, el nuevo espacio deportivo cobra un arbitraje muy caro. El señor Marco, como conocen al encargado, les explica que no puede ser menor el precio debido a las “buenas” condiciones del espacio. Doña Guadalupe no lo duda, ella sólo quiere jugar.

Sin importar género, el deporte es el protagonista

Sus jugadores se desaminan. Gastan en pasaje y no quieren pagar más de lo habitual. “Yo pago la mitad, por eso no se preocupen”, ofrece Guadalupe. Ellas, aún renuentes, aceptan. Se nota la desconfianza en algunas. El señor Marcos se sorprende cuando las jugadoras le explican que en otros lugares cobran sólo 240 pesos; el hombre no sabe qué decir. Ofrece negociar, al parecer está ablandándose. Al final todo queda igual, el equipo de Guadalupe esperara dos partidos más para saber si su economía les permite quedarse. Todo en esta vida, tiene un precio, ellas lo saben.

San Andrés Totoltepec, es un lugar de deportistas

En San Andrés Totoltepec no hay millonarios fichajes, ni peleas por comprar franquicias, sólo hay ganas de olvidar la realidad mexicana al anotar un gol, no importa si es el Azteca, Vivanco, la cancha de arena o un nuevo campo, el sabor del gol es el mismo. Es placer, es emoción, es la sensación de sentirse vivo.


FOTOGRAFÍAS: Adrianelly Hernández Vega.

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